¿EXISTE EL ARTE?
Dice E. H. Gombrich:
"No existe realmente el Arte. Tan sólo hay artistas. Estos eran en otros tiempos hombres que tomaban tierra coloreada y dibujaban toscamente las formas de un bisonte sobre las paredes de una cueva; hoy compran sus colores y trazan carteles para las estaciones del metro. entre unos y otros han hecho muchas cosas. No hay ningún mal en llamar arte a todas estas actividades, mientras tengamos en cuenta que tal palabra puede significar cosas distintas, en épocas y lugares diversos, y mientras podamos advertir que el Arte con mayúscula no existe, pues el Arte con mayúscula tiene por esencia que ser un fantasma y un ídolo. Se puede abrumar a un artista diciéndole que lo que acaba de realizar acaso sea muy bueno a su manera, sólo que no es Arte. Y se puede llenar de confusión a alguien que atesore cuadros, asegurando que lo que le gustó en ellos no fue precisamente Arte, sino algo distinto.
En verdad, no creo que haya ningún motivo ilícito dentro de los gustos sobre una escultura o un cuadro. A alguien le puede complacer un paisaje porque lo asocia a la imagen de su casa, o un retrato porque le recuerda a un amigo. Todos nosotros, cuando vemos un cuadro, nos ponemos a recordar mil cosas que influyen en nuestros gustos y aversiones. Sólo cuando un molesto recuerdo nos obsesiona, cuando instintivamente nos apartamos de una espléndida representación de un paisaje alpino porque aborrecemos el deporte de escalar, es cuando debemos sondearnos para hallar el motivo de nuestra repugnancia, que nos priva de un placer que, de otro modo, habríamos experimentado. Hay causas equivocadas de que NO nos guste una obra de arte (...). La confusión proviene de que varían mucho los gustos y criterios acerca de la belleza. Y lo mismo que decimos de la belleza hay que decir de la expresión. En efecto, a menudo es la expresión de un personaje de un cuadro lo que hace que nos guste o nos disguste (...) Con frecuencia nos encontramos con otra dificultad. Quieren admirar la destreza del artista al representar los objetos, y lo que más les gusta son cuadros en los que algo aparece "como si fuera de verdad". Esta es una consideración importante. Pero ¿quién diría que el dibujo de un elefante hecho por Rembrandt es forzosamente menos bueno porque representa menos detalles? Aún las personas sienten mayor aversión por obras que consideran dibujadas incorrectamente. En realidad no existe misterio en estas distorsiones de la naturaleza. El ratón Mickey no tiene gran cosa que ver con un ratón de verdad, pero la gente no se indigna acerca de la longitud de su cola. Quienes van a ver películas de Disney no se preocupan del Arte con mayúscula. No van al cine armados con los mismos prejuicios que cuando ven una exposición de pintura moderna. Pero si un artista moderno dibuja algo a su manera peculiar, en seguida será considerado como un chapucero incapaz de hacerlo mejor. Hay dos cosas que debemos tener en cuenta siempre que creamos encontrar una falta de corrección en un cuadro. Una, si el artista no tuvo sus motivos para alterar la apariencia de lo que vio. Otra, que nunca debemos condenar una obra de arte por estar incorrectamente dibujada, a menos que estemos completamente seguros de que el que está equivocado es el pintor y no nosotros".
E. H. Gombrich - La historia del arte. Ed. Phaidon